Traductora jurada y correctora

La forma en que se realiza y presenta una traducción jurada está regulada por el Real Decreto 724/2020, de 4 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de la Oficina de Interpretación de Lenguas del MAEC.

Tanto para las traducciones juradas con firma digital como para las impresas en papel, estas deben incluir: copia del original (sellado y fechado en todas las páginas), seguido de su traducción (sellada y firmada). A este paquete debe incorporarse siempre una certificación final, también sellada y firmada, que sirve de declaración y que incluye la información exigida en el anexo I del mismo Real Decreto: el nombre y apellidos del traductor, su número de registro y la combinación de idiomas para la que está acreditado.

No. No obstante, es probable que para cualquier trámite importante las autoridades exijan ver o quedarse con el original. No obstante, no es obligatorio entregarlo al traductor jurado para que este realice la traducción jurada. Si, por motivos geográficos u otros, no se puede entregar, se adjuntará una copia escaneada del original (en alta resolución) al paquete de traducción jurada. Eso sí, es imprescindible que el escaneo muestre todo el contenido, incluidos los sellos/timbres y firmas.

No. Los traductores jurados no podemos compulsar copias ni legalizar o apostillar documentos. Esta función es competencia exclusiva de los fedatarios públicos u otros funcionarios competentes. El motivo es bien sencillo: son estos últimos quienes tienen que dar fe de que un documento es original, veraz o auténtico. Nosotros nos ocupamos de que el contenido de estos sí esté traducido de forma veraz.

Siempre dependerá del tipo de encargo y de la disponibilidad en ese momento. Lo habitual, sin embargo, es que los encargos que no superen las 1000 palabras puedan entregarse entre 1 y 2 días laborables. En el caso de los encargos con urgencia, se valora el contenido, el posible trabajo en horario no laboral y la premura.

Los traductores jurados tenemos una responsabilidad civil (extracontractual y, a veces, contractual) con respecto a nuestro trabajo, que se limita exclusivamente a la correcta traducción de un texto de origen. Estamos obligados a transmitir, con las palabras que escogemos, toda la información que se incluye en el documento original con seguridad jurídica. Además, estamos obligados a garantizar la ausencia de errores, imprecisiones, omisiones o inexactitudes en el contenido final (a excepción de las que aparecen en el original).

No. Y sí. En principio, una fotocopia de una traducción jurada no tiene calidad de original y, por tanto, es muy posible que el organismo solicitante no la acepte. Se pueden hacer copias compulsadas (en un notario, por ejemplo) o bien solicitar un segundo ejemplar al traductor que se ha contratado. Pero, desde tan solo 2020, hay otra posibilidad más barata, ecológica y rápida: solicitar una traducción jurada con firma digital.

Todas. Una de las pocas cosas buenas que trajo la pandemia de 2020 fue la necesidad de dar una solución a la cantidad de trámites que anteriormente exigían presencialidad o bien el envío postal de documentación. Habida cuenta de la situación excepcional, esto representó grandes problemas para todas las personas que debían cumplir unos plazos y unos requisitos imposibles en tiempos pandémicos.

Esta solución llegó en forma de nota de prensa del 6 de abril de 2020, en la que el ministerio admitió que se pudieran entregar documentos traducidos en formato electrónico mediante cualquiera de los sistemas recogidos en el artículo 10 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas.

¿Las ventajas?

• No tienes que compulsar las copias adicionales en ningún notario ni solicitar ningún otro ejemplar por el correspondiente coste de la copia.
• Puedes (si procede) presentar las traducciones juradas por correo electrónico, sin tener que personarte, confiar en la red de distribución de paquetería ni desplazarte a Correos. Ahorrarás mucho tiempo.
• Ahorrarás mucho tiempo.
• Puedes conservar el archivo PDF para futuros usos en otros trámites.
• Colaboras en la digitalización de documentos que antes era necesario imprimir en papel.

Una traducción jurada es la traducción de un documento a otro idioma que realiza un profesional reconocido por el organismo competente en el país donde se presenta el documento. En el caso de los documentos que deben surtir efectos en España, el organismo que nos habilita es el Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación (MAEC).

Es el caso de muchos trámites oficiales, que exigen que los documentos emitidos en otras lenguas sean traducidos oficialmente al castellano –o a otras lenguas oficiales del estado– por traductores jurados.

Por ejemplo, es frecuente que para la homologación de un título universitario se exija la traducción jurada del diploma, del expediente académico o del suplemento al diploma que emite una universidad extranjera al otorgar un título.

La traducción jurada actúa, por tanto, como certificación de que el contenido traducido es fiel y exacto a –y que se corresponde con– un original de forma precisa y sin errores.

En función de la finalidad y del trámite, a veces no es necesario que una traducción esté certificada por un traductor jurado. Hay clientes que solicitan una traducción jurada cuando, en realidad, lo que desean es una traducción especializada de alta calidad porque el texto pertenece a un ámbito especializado. En tal caso, lo ideal es asegurarse de que el traductor es especialista en la materia, aunque este no esté reconocido por el MAEC.

Un caso práctico habitual es el de los clientes que solicitan la traducción jurada de las cuentas anuales y la memoria de su empresa cuando, en realidad, lo que quieren es que se encargue de estas traducciones una persona con conocimientos y experiencia en el ámbito económico y fiscal.

El traductor jurado tiene el deber de acreditar la veracidad del contenido de un documento que tendrá carácter oficial ante una autoridad u organismo público. Por tanto, está obligado a constatar que su traducción se corresponde exactamente con el original, incluso aunque este último contenga errores (en cuyo caso, siempre hay soluciones intermedias).

No lo incluiremos en la traducción jurada. Por ejemplo, hay documentos con sellos en relieve o blancos que no aparecen en el escaneo por falta de contraste o por mala resolución. Si no vemos esos sellos, la traducción jurada quedará incompleta y el cliente corre el riesgo de que su traducción no sea aceptada, provocando un retraso que a veces puede representar un gran problema.